Salto al vacío

Salto al vacío

El chico miró ese parque con melancolía, recordando aquellos días grises de su infancia donde niños por montones jugaban al futbol con porterías hechas con piedras. A ese extraño chico jamás le gusto jugar al balón, jamás le gustaron lo coches o tomar refresco en las fiestas, el sabor de esa bebida le causaba arcadas.

Ahora que era mayor, seguía siendo el chico solitario sentado en cualquier baile, aislado del mundo exterior, creando amigos imaginarios entre páginas arrugadas de un cuaderno viejo. El boli, su único confidente, el que tatuaba en tinta los más oscuros sentimientos del insípido corazón del muchacho.

El cielo insulso brillaba más que otros días, lastimaba lo ojos ver tanta hipocresía en la gente, ver tantas sonrisas falsas por la calle, ver a tontos escribiendo por chat “Jaja” estando más serios que un guardia. El chico hubiera deseado pasar en frente de cada persona en aquella lúgubre avenida y gritarles: -¡Jodete!-

Al no poder hacer lo anterior, se levantó de la banca en donde contemplaba al mundo y tomó camino a su departamento. Al llegar, salió al balcón, lanzó su cuaderno y bolígrafo hacia la calle transitada de Londres, acto siguiente, tomó impulso y se lanzó hacia el vacío, cerró los ojos mientras caía, dejándose llevar en los brazos de Morfeo y así, despidiéndose de este mundo de mierda.

de Daniel V. Publicado en Prosas

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